Arcadio Alonso: «Es frecuente el silenciamiento de las zonas rurales»
El autor allerano presentó en Moreda su último libro, «Cuérigo, de mi raíz y mi semilla», dedicado a su pueblo natal
Moreda (Aller), J. Á. G. El libro «Cuérigo de mi raíz y mi semilla», de Arcadio Alonso Fernández, fue presentado en un emotivo acto en Moreda. Un evento que contó con la presencia del autor, de Jaime Alberti, profesor de Filosofía del Derecho, y de Francisco Velasco, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Aller. El acto fue conducido por José Ángel Gayol, coordinador del Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas, dentro de cuya programación se enmarcaba la presentación de este libro.
Fueron muchos los amigos y vecinos los que quisieron acompañar a Arcado Alonso en este evento, y el primero en intervenir fue Jaime Alberti, quien reconoció los conocimientos del autor en saberes muy diversos: teología, derecho, antropología… «He podido constatar que esos saberes y competencias han estado siempre a disposición de quienes lo han solicitado, y yo he sido uno de los que más se han beneficiado. Por eso debo agradecérselo. Siempre he recibido su ayuda de forma generosa. Pero el segundo motivo de gratitud es que Arcadio es sinónimo de entrega, en particular a su madre, que sufrió larga y dolorosa enfermedad, luego con su hermano Pepín, y más tarde con su tía Concha».
Respecto a la obra, Jaime Alberti considera que el ensayo es excelente y rebosa amor a Cuérigo, a su familia y a sus vecinos. «A lo largo de su exposición se hace mención a la vida social o política de Cuérigo, a cuestiones de antropología cultural, y todo ello con amoroso interés por su aldea. Me identifico así con la caracterización que hace de los valores del pasado rural, los vínculos de relaciones familiares o vecinales, el arraigo consciente con la aldea o la comunión con la naturaleza. Son ejemplos evidentes de la sensibilidad del autor para detectar el latido íntimo de una aldea rural» dijo Jaime Alberti. «Me ha parecido también interesante la semblanza del párroco José Hevia Castañón, persona de referencia durante las dos primeras décadas del siglo XIX. Eran los tiempos de Jovellanos, Argüelles, o Martínez Marina. En este contexto, resulta destacada la figura de José Hevia Castañón que, en una aldea rural remota, supo transmitir a sus parroquianos una postura de evidente apertura moral y mental, en unos momentos en los que en el país aparecían reticencias a cambios más modernos» añadió. Para concluir, Jaime Alberti explicó que «la expresión ‘raíz y semilla’ hace mención a la necesidad de estar enraizado en el suelo propio, pero también la conveniencia de ir más allá, de lo local a lo universal, de lo particular a lo general».
Por su parte, Arcadio Alonso Fernández confesó que «el impulso inicial de redactar este ensayo tuvo su base en la constatación de que Cuérigo es un pueblo prácticamente desconocido en diversas obras geográficas y culturales de prestigio editorial o inclusive en guías turísticas. Es frecuente el silenciamiento de las zonas rurales o dedicar comentarios breves. Nuestro pueblo posee, sin embargo, unas peculiaridades etnográficas, unas señas de identidad que lo definen y configuran y también una voz propia, que en este ensayo intenta hacerse oír, dando la palabra así a modos de ser y pensar, y valores y pautas de comportamiento a lo largo de periodos históricos dilatados. En este proceso se forja nuestra intrahistoria o historia íntima, aunque no tengamos una conciencia cabal de su hondo significado para nuestra existencia individual y colectiva. Y ésta debe ser la línea directriz que deberá dirigir al lector al margen de datos estadísticos, ilustraciones…».
Arcadio Alonso dedica mucha importancia a la parroquia como ámbito de articulación social y cultural, como medio físico de vivencia y como marco de relaciones sociales. Y quiso destacar especialmente el capítulo del libro titulado «Aprender de lo ya vivido», porque en él se habla «de la verdad de lo que permanece, una inmersión inteligente en nuestros mayores». El autor se reserva plena libertad para narrar y valorar hechos y situaciones y experiencias, mediante el estudio y las aportaciones de otros. «En suma, consigno por escrito y a mi modo lo que de verás pienso y siento. Y ahí acaba todo. Que cada lector se interese o se sienta ajeno, o que se muestre indiferente, pero que encuentre un acuerdo final en rendir un homenaje conjunto a esa aldea rural que es Cuérigo de mi raíz y mi semilla», finalizó Alonso.