Cuérigo le brinda una silla a Maite
Margot Castañón y Julia Moro organizan una espicha solidaria para ayudar a una amiga de la infancia con esclerosis múltiple
Cuérigo (Aller), A. VELASCO Cuando una enfermedad que afecta directamente a la dependencia se cruza en la vida de una persona, cambian los esquemas de como afrontar el día a día. Y eso le ocurrió a la allerana Maite Moro hace una década. Le detectaban esclerosis múltiple y, poco a poco, fue perdiendo capacidades hasta verse en una silla de ruedas. Un vehículo que se ha convertido en su modo de vida, pero que hasta el viernes era también un lastre, ya que al fallarle la movilidad de las extremidades superiores le hacía más difícil moverse por sí misma. Sin embargo, la solidaridad del pueblo allerano de Cuérigo que la vio nacer y crecer ha permitido que hoy Maite Moro sea una mujer distinta. Gracias a una colecta, esta mujer ya disfruta de una silla de ruedas eléctrica.
Fueron Julia Moro y Margot Castañón, dos amigas de la infancia de Maite, las que idearon esta acción. Cuando se enteraron de la enfermedad de su amiga siempre trataron de ayudarla. Estaba en Ávila, pero al ir avanzando la esclerosis, la ciudad castellano-leonesa no era el lugar adecuado. La mujer hizo un primer intento de volver a Asturias, pero su marido se había quedado trabajando en Ávila y volvió con él. Hace dos años, con la esclerosis ya en una fase complicada, el matrimonio se instaló en Bobes junto a su hijo. Su situación, con una pequeña paga que les llega apenas para vivir, impedía mejorar las condiciones de vida de Maite Moro. Sin embargo, sus amigas de la infancia siempre estuvieron ahí. Con el paso del tiempo la enfermedad se iba complicando y la movilidad de Maite Moro reduciendo. La silla de ruedas convencional ya era otro handicap, ya que al perder fuerza y movilidad en los brazos, le era muy difícil valerse por sí misma.
Y sus amigas entendieron que era el momento de ayudar. «Miramos lo que costaba la silla y el precio, 3.200 euros, se nos iba un poco de las manos», indicaron. Sin embargo, el azar quiso que Margot Castañón viese un vehículo eléctrico de segunda mano más asequible, aunque aún elevado para pagarlo ellas solas. Por eso, después de muchas vueltas, decidieron organizar una espicha en el bar de una de ellas. Y todo esto sin que Maite Moro supiera nada.
Compraron la silla de segunda mano y unas baterías, la arreglaron y la «tunearon», explican las amigas. Convocaron a la gente del pueblo y se movieron para que la espicha, que se celebró el viernes, fuera un éxito. Asistieron casi 60 personas, pero muchas más hicieron llegar sus donativos a estas solidarias amigas. «El boca a boca, y también las redes sociales facilitaron la tarea y permitieron que incluso gente que vive fuera de Asturias enviara dinero», explican las amigas de Maite Moro.
A mitad de la gala se hizo el silencio. Leyeron un texto de agradecimiento y le entregaron a Maite un carné de conductora de silla de ruedas. ¿Para qué? Se preguntaba la mujer. «Para que pueda conducir esta… ¡preciosa silla de ruedas!», le respondían sus amigas entregándole su nueva montura.
Al final, la solidaridad del pueblo de Cuérigo fue desbordante. La silla había costado finalmente 600 euros y se recaudaron más de 2.500. «Como ha sobrado, vamos a comprarle a Maite una cama eléctrica y un colchón de látex para que sea más fácil su vida», señalaba Castañón.
Mientras tanto, Maite Moro ya ha estrenado su nueva silla. Y como no, lo ha hecho por las caleyas de Cuérigo, aquellas que la vieron correr en la infancia y que hoy, de nuevo, la ven sonreír.