Seguramente una gran parte de los actuales vecinos no han conocido a estas dos personas, que vivieron en nuestro pueblo y confió que con estas líneas podamos dejar unas reseñas de ellos, antes del olvido completo.
Aproximadamente sobre el año 1925 recalan en Collanzo el tío Juacu con su hija Florinda, procedentes de Santa María del Paramo, buscándose la vida lejos de su entorno habitual de Castilla.
Se instalan en una casa muy pequeña , sita en la plaza central , a la cual se accede desde casa de Lena (pensión –fonda ) , la cual consta de una sola pieza que aloja cocina y habitación y en su parte inferior existe una cuadra para el ganado .
Mediante una escalera de madera se baja a dicha cuadra, aspecto muy habitual por aquel entonces de las viviendas rurales
Esta diminuta vivienda es muy pobre en servicios , con una cocina en el suelo , el trébede con sus espregancias ….careciendo como la mayoría por entonces de agua , aseo, y otros servicios hoy día imprescindibles .
Comienzan el tío Juacu y Florinda vendiendo fruta y productos de la agricultura asturiana por los pueblos , ayudados por un carro que tiran a mano ,recorriendo todos los pueblos desde el valle de Casomera al valle de Felechosa : Casomera, Llamas, Yanos, La Pola,El Pino, Felechosa, Santibáñez,….
Durante bastantes años trabajan juntos, pero por motivos de salud, el padre de Florinda se queda de manera inesperada en la cama postrado, estando 14 años casi parapléjico.
Sin embargo su hija no se echa para atrás y sale ella sola a vender la fruta, al tiempo que los fines de semana se centra en la venta de golosinas, productos secos,…
Antes de salir a vender estos productos en los distintos pueblos, previamente Florinda dejaba a su padre totalmente atendido, limpio, y con la comida para el resto del día cerca de la cama. Era necesario e imprescindible que alguna persona la ayudara y esa persona fue una familia : Marina Fanjul y sus hijos , los cuales atendían a las necesidades de Juacu hasta que Florinda llegara, que habitualmente era casi de noche, procedente de los pueblos de la parte Alta del concejo.
Una de las personas que vivió su infancia entre Juacu y Florinda fue Tinina , hija de Marina , la cual casi pasaba más tiempo con ellos que con sus padres y hermanos .
Florinda cuido admirablemente durante 14 años de su padre de una manera ejemplar hasta que el padre se murió en torno a 1955.
Los domingos por la tarde era habitual ver como Florinda colocaba su pequeña mesa delante de la Farmacia, donde se cruza la carretera general con el camin al cuartel. Allí permanecía durante varias horas, con sus avellanas ,caramelos , chicles(los bazoka, eran increíbles ) ….y como un recuerdo inolvidable conservo la primera vez que oí que habían billetes falsos :Florinda vino un domingo de tarde a ver a mi madre por causa de un billete que le parecía “raru” y se pudo comprobar que era falsificado .Posteriormente se produjo una persecución tras los dos jóvenes que lo habían entregado .
Otra de los recuerdos inherentes a esta mujer era la facilidad que tenia para la poesía religiosa y así preparaba durante varios años a jóvenes de Collanzo, para diversos actos , como era el Acto de Los Reyes , enseñándoles las estrofas , las entonaciones, …
En torno a 1968, se considera que Florinda no puede continuar viviendo en esa vivienda, dada su edad al tiempo que la casa no reúne las mínimas condiciones de habitabilidad por lo que se gestiona lograr una plaza en una residencia geriátrica.
Se consigue una plaza en la residencia de Serantes (Navia) y en pocos días se hacen los preparativos .
Tras haberse instalado en esta residencia , al día siguiente con un buen criterio de higiene y limpieza la duchan , aseo que hacía muchos año no realizaba, ya que no había ni posibilidad ni instalaciones en su vivienda .
Fallece al día siguiente bien por edad o quizás como muchos piensan la ducha haya sido la antesala u origen de su muerte.
Desgraciadamente no conservamos fotografías de estos dos vecinos, pero todos aquellos que compartimos muchos momentos con ellos nos queda un recuerdo muy grato de ellos.
En Collanzo, como en los pueblos de alrededor no había ni kioscos, ni tiendas que vendiesen golosinas. Florinda la caramelera, era la persona que tenía lo más preciado por los nenos. Recuerdo siendo nena, que cuando yo topaba una perrona en el suelu, esa perrona ya tenía destino seguro: «Pa casa Florinda». Iba corriendo a la plaza, metíame por aquel portal oscuro y empedrau de casa Marina, hasta dar con la cocina de casa Florinda. Allí tenía la cesta con los caramelos:»cómo me prestaba».
Me apenó su muerte. Se comentó que murió de pena al estar en el asilo.
Gracias Florinda por los caramelos de anís que me dabas y que tomaba sentada en el banquín en tu compañía , porque bien sabías que no tenía ni perrona, ni perrina.
Cuantes tardes pase en la cocina de Florinda con Margo y Luzma,me encantaba,tan oscura, ese olor a húmo y la pota ferviendo, colga de les espergancies a veces iba sóla a por caramelos, otres veces con mi tia Sunta, que casi todas las tardes iba hacerle un rato de compañia y siempre,siempre me contaba que una vez no tenia pa comer y que de repente cayo del cielo la cocina(era a teya vana)un trozu de carne de chamuco(mi madre nos decia: Seguramente lo llevaba algún gatu y cayoi),pero lo que tengo grabado en mi mente es a Florinda sentá en el bordillo de la cera ,con la cestina de golosines
Y les Conchones ,qué me decís de les conchones,aquella casa llena de hollín, tan negra y tan untá como elles, aquel olor a fumo, algunos nos colabamos a echar pitos con elles,no todo el mundo era tan afortunado. Saliamos llenes de pulgues y piojos,mi madre no me dejaba ir por que llegaba a casa tan negra como la casa,pero era igual yo volvía y volvía, a veces les espiabamos y les provocabamos, tirabamos piedras y salian amenazando, uys!! que mieo y que correr….Nieves y Ramonina que como era sordo muda y hacia esos gestos y esos ruidos,más miedo nos daba