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Temas relacionados con las fiestas de los pueblos.

La pedanía de La Fuente, en Collanzo, de fiesta en honor de la Virgen de los Dolores

Hasta 130 euros se llegaron a pagar por uno de – los panes del ramu, que viajará hasta Canarias

Collanzo (Aller), L. C. 30.04.2019 | 02:33

La procesión en La Fuente. LEONCIO CAMPORRO

La pequeña aldea de La Fuente, perteneciente a la parroquia de Collanzo, celebró su tradicional fiesta en honor a la Virgen de los Dolores. Un evento que atrae a muchos vecinos nacidos en la localidad, pero también a otros foráneos que desean participar de esta arraigada celebración.

No faltó en la jornada la misa solemne y procesión de la Virgen como tampoco la subasta del ramu de panes de escanda, con pujas que fueron desde los 50 euros hasta los 130 que pagó Marcos Gutiérrez, para llevar el pan hasta Canarias, donde reside, para compartirlo con su familiares y amigos.

La tarde prosiguió con comidas familiares, algunas como la familia Suárez Álvarez con más de una veintena de comensales en un improvisado comedor bajo el hórreo. Y para amenizar la fiesta, una romería con baile.

ENTREGA DE LOS PREMIOS SAN BLAS A VECINO Y ALLERANO EJEMPLAR

ALLERANO Y VECINO EJEMPLARES, EN COLLANZO

Sería prolijo nombrar a todos y cada uno de los personajes y entes que han sido nombrados por la Asociación “San Blas”, de Collanzo, como “Allerano Ejemplar” y “Vecino Ejemplar”, pues es una ceremonia y un nombramiento que viene sucediéndose desde hace más de veinte años.
Desde aquelos años 1994 aproximadamente hemos venido concediendo estos galardones que buscan el dar un acto de reconocimiento y agradecimiento tanto a asociaciones o personas que se han distinguido por diversos meritos a favor del concejo , del pueblo o por meritos de esfuerzo y trabajo
Otra vez la Asociación de Vecinos de Collanzo ha girado la vista hacia la población de Caborana , ya que en este pueblo ha sido dos asociaciones las que previamente han sido galardonadas :junta de iniciativas con su presidente Alfredo incansable trabajador por el pueblo y el Orfeon de Caborana , coro de un nivel muy cualificado . Sigue leyendo

CRISTINA Y FRANCISCO MIRANDA , PREMIO: VECINOS EJEMPLARES 2017

Un pasodoble que no deja de sonar
Cristina Castañón y Francisco Miranda, padres de ocho hijos, recibieron ayer un emotivo homenaje de sus vecinos durante las fiestas de Collanzo
Collanzo (Aller), C. M. Basteiro 17.09.2017 | 03:10
Cristina Castañón y Francisco Miranda, en Collanzo. J. R. SILVEIRA
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Si Cristina Castañón hubiera hecho caso a los chavales de Pola del Pino, nunca se habría fijado en ese chico al que ellos llamaban «vieyu». Un hombre nueve años mayor que ella, de nombre Francisco «Quico» Miranda, al que veía subir y bajar del puerto para atender a las vacas. Menos mal que su corazón gritaba tan fuerte que le dejaba los oídos sordos. Ella tenía poco menos de veinte años, él casi treinta, cuando se le acercó en la pista de Collanzo: «¿Bailas?», le preguntó con un gesto. Valió un pasodoble para que decidieran bailar la vida juntos. Trabajaron sin descanso, en el campo, en casa y en la ganadería, para sacar adelante a la familia: ocho hijos y la mayoría -todos los que quisieron- estudiaron en la universidad. En la familia hay una jueza, una veterinaria, un veterinario, una funcionaria en la Fiscalía del Estado y una ingeniera de Montes. Por su esfuerzo, por una vida dedicada a la familia y a la comunidad, Collanzo -a través de la asociación «San Blas»- les rindió ayer un homenaje en las fiestas del Cristo del Amparo: les nombraron «Vecinos Ejemplares».

«¿A mí qué premio me van a dar, si lo único que hice fue trabajar y trabajar?». Cristina llega de su paseo. El paso del tiempo y una enfermedad le quieren quitar la memoria, pero ella no se deja. Tiene ochenta años y es de las que no se rinden. Mira hacia la carretera de Collanzo: «A ver si viene el mi rey». «Su rey» es Quico Castañón, que llega por esa carretera dando pedales sin parar: «Prefiero ir en bici, porque andando me duele la rodilla», explica con una sonrisa tímida. Hombre de costumbres, cada día va un rato a la huerta.
Esa tierra ahora es entretenimiento pero, durante décadas, fue una labor dura. Quico Miranda trabajó tres años en la mina, «para librar la mili», y luego volvió a la profesión familiar: ganadería y agricultura. «En la mina se ganaba poco también cuando yo era joven, las diferencias llegaron más tarde», señala. Hace cincuenta y siete años que nació Ascensión («Ascen» en casa), la primera hija de la pareja. Luego llegaron Francisco, Charo, Luis, Marta, Adolfo y María. Cristina, «Cris», es la pequeña: acaba de soplar 32 velas. «Teníamos que criar un buen ‘rebañín’, ¿eh?», ríe Cristina Castañón.
Ninguno de sus hijos fue caprichoso. Ella se pone seria: «Como se dice por aquí, ‘la cibiel.la hay que retorcela cuando ye pequeñina, que de grande nun dobla’. ¿Sabes lo que significa?». Que a los niños hay que educarlos en el trabajo y el esfuerzo desde pequeños. Cristina guarda de recuerdo la banqueta en la que se subían sus hijas para fregar los platos, porque aún no alcanzaban el fregadero. Todos hacían sus camas y recogían la habitación. En verano, nada de planes: tocaba ir a la hierba.
Un gran equipo
«Tenía que ser así, éramos muchos y había que ayudar», afirma Castañón. Se nota que ella lleva la batuta y Quico Miranda, que la mira siempre cuando habla, se deja llevar. Forman un buen equipo, trabajadores y buenos administradores. Dice Cristina que «en casa, para estudiarlos, siempre tenía que haber dinero. El que no estudió, fue porque no quiso». Todos son trabajadores y son el mayor orgullo de sus padres: «Lo único que nos importa es que estén bien, fue por lo que peleamos siempre», afirma Quico..
La hora de comer está cerca. Él coloca los tomates y los calabacines que trajo de la tierra, colgados en una bolsa del manillar de la bici. Ella se sienta a la sombra, y le sigue con los ojos: «Y pensar que los chavales de la Pola me decían que para qué quería yo a ‘esi vieyu’? Fue el mejor marido y padre, más bueno no puede ser». Pronto termina de colocar todo lo que trajo de la huerta, va hasta donde está ella y la coge del brazo: «Vamos Cristina, que hay que prepararse. Que hoy van a darnos un premio», le recuerda.

FIESTAS DEL CRISTO SEPTIEMBRE 2017

La localidad allerana de Collanzo celebró este fin de semana sus fiestas del Cristo del Amparo, organizadas por la Asociación de Vecinos «San Blas». Los actos comenzaron el sábado con el Día de la Bicicleta: se trata de la XXIII edición de esta iniciativa de Baltasar Fernández, que este año sirvió para recordar a Alfonso Calvo, fallecido deportista del concejo que fue presidente de la Peña Ciclista Allerana.
El encargado de abrir la celebración este año fue el popular deportista Antonio Suárez Pesudo, árbitro profesional de fútbol ya retirado. Es natural de La Fuente y está muy involucrado en la promoción de su localidad natal y de Collanzo.
La Asociación de Vecinos «San Blas» todos los años homenajea a vecinos del pueblo. Este año, los galardonados fueron Cristina Castañón y Francisco Miranda, un matrimonio que trabajo en el campo y la ganadería y crió a ocho hijos. La distinción de «Allerano Ejemplar» se otorgó a la directiva del Centro social de Personas Mayores de Caborana «por su labor altruista en la dinamización de la vidas social y cultural del pueblo».

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PREGÓN DE LA FIESTAS DE ANTONIO SUAREZ -2017

ESTIMADOS AMIGOS DE LA PARROQUIA DE SANTIBAÑEZ DE LA FUENTE
¡muy buenas noches a todos!

Me siento plenamente orgulloso, honrado y satisfecho de estar en esta plaza; constituye para mí un inmenso honor estar aquí esta noche pregonando las fiestas en honor al Cristo del Amparo.

Digo que es un honor porque no tiene uno muchas ocasiones a lo largo de su vida de proclamar lo que siente por su pueblo.
Quiero que mis palabras sean sinceras, sentidas, brotadas del corazón y de los sentimientos.

Este pregonero viene cargado de afecto y cariño a este pueblo, que es lo que recibe y ha recibido siempre de su gente. El afecto, el cariño, ese motor tan potente de las emociones y los sentimientos, no se aprende en los manuales ni en cursillos; se aprende en la convivencia, en el calor de la familia y las amistades, en la vivencia de experiencias y, principalmente, en vosotros y vosotras, personas que hacéis y hacemos parte de nuestro recorrido vital guiñando un ojo a estos pueblos que forman la parroquia
Me han invitado a dar el pregón y la duda me surgió ¿Qué tengo yo que decir a mis paisanos? Me lo pensé mucho, no les respondí al momento, pero después me dije y porqué no, alguien tiene que hacerlo, además, es una forma magnífica de colaborar con estas personas que, desinteresadamente, dedican con anhelo su tiempo, y a veces hasta les cuesta poner dinero de su bolsillo, para organizarnos las fiestas a todos, utilizando para ello el tiempo libre de que disponen.
Seré breve en mis razonamientos – como exigía D. Quijote -, (por)que ninguno hay gustoso si es largo.
De entrada, me es grato imaginar que hacen ustedes un alto en su cotidiana tarea para escuchar con benevolencia esta serie de breves y personales consideraciones , tomadas de mis vivencias de niño, en este para mí siempre queridos pueblos de Santibañez , Collanzo y la fuente , en el que tuve la suerte de nacer, hace ya no poco tiempo.
Ciertamente, cuando, por ejemplo, uno cuenta que antes, en la Escuela, – allá por los años 60 – una pizarra, y un pizarrín bien afiléu, constituían casi la única herramienta de trabajo disponible; y que un único libro – la Enciclopedia Álvarez – traía todo lo que había que saber; o que a falta de televisión disfrutábamos con espadas de madera, trenes fechos con latas de sardinas y xuegos varios caleyando per los pueblos ; eran para nosotros más divertidas que todos los juegos de la Play Station juntos;

De mi infancia en este pueblo deciros que viví como cualquier niño, estudiando en la escuela de Collanzo , ayudando en casa cuando era necesario
Mis padres a lo largo de mi vida me han transmitido gran cantidad de valores, tanto humanos como cristianos: la honradez, la humildad, el servicio a los demás, el sentido de la vecindad, de la amistad, el compromiso, la responsabilidad, la solidaridad, la sinceridad; esos valores han ido forjando mi personalidad, pero debo reconocer que muchos de esos valores están enraizados en la gente de nuestro pueblo.
Por ello quiero tener un momento para recordar a mis padres , Justa y Ramon , personas muy queridas en nuestro pueblo

En estos últimos años hemos visto como nuestros pueblos han ido mejorando gracias en especial al trabajo de muchos vecinos que han luchado por lograr esas necesidades al igual que los vecinos de Caborana que hoy reciben nuestro galardón de Alleranos ejemplares por los continuos esfuerzos de no dejarse llevar por el desanimo y buscar esa vitalidad anímica entre sus vecinos .
Permitid que tenga unas palabras también para Cristina y Kiko , que al igual que mis padres han formado y educado una familia numerosa de manera ejemplar
No quiero terminar sin dirigirme a los jóvenes, vosotros sois el fermento de este pueblo, por eso os digo que hay que mantener las tradiciones, que las fiestas deben ser cada año mejores, y que vosotros sois los testigos que debéis tomar el relevo en la comisión, en las asociaciones, en donde haga falta para luchar por nuestro pueblo para que siga avanzando y sea un lugar donde cada vez se pueda vivir mejor.

Tampoco puedo olvidarme de todas aquellas personas que desinteresadamente colaboran para que estas fiestas se lleven a cabo
Bueno, tras este repaso que he dado al entorno de nuestras fiestas, de mi vida y de nuestro pueblo, ha llegado el momento de ir terminando, pues como dice el refrán “lo poco agrada pero lo mucho enfada”, o sea, que hay que ir acabando y voy a cumplir con el cometido que me corresponde:
• Ha llegado la hora de las Fiestas. Atrás quedan las dificultades cotidianas, los días complejos, las preocupaciones, el esfuerzo diario.
Os invito a que deis rienda suelta a vuestros sentimientos. Os propongo que derrochéis la alegría sana. Os invito a compartir la felicidad.
¡Vivid cada instante con intensidad! ¡Disfrutad cada minuto con pasión!

Muchas gracias.